Descubre los beneficios y riesgos de los videojuegos en la infancia y adolescencia. Claves para acompañar sin prohibir y educar en un uso consciente y seguro.
En mis talleres con familias, hay una pregunta que siempre aparece:
“¿Los videojuegos son buenos o malos?”
Como si pudiéramos darles una etiqueta única. Pero no es así.
Los videojuegos son mucho más que un simple entretenimiento: son un espacio donde peques y adolescentes aprenden, se emocionan, se relacionan y, también, se enfrentan a riesgos. Un lugar que forma parte de su mundo, aunque desde fuera muchas veces no lo entendamos.
En este artículo vamos a ampliar la mirada, porque cuando entendemos lo que está en juego, podemos acompañar sin miedo, aprovechar oportunidades y reducir riesgos.
Por qué los videojuegos nos ‘enganchan’ tanto
Antes de hablar de beneficios o riesgos, hagamos un ejercicio: piensa en lo que sientes cuando terminas un puzzle, superas un reto o logras algo que parecía difícil. Eso mismo sienten cada vez que avanzan un nivel.
Los videojuegos conectan con emociones muy potentes:
- Logro: superar desafíos, desbloquear misiones.
- Creatividad: construir mundos, crear historias.
- Conexión: hablar, colaborar y compartir con otras personas.
Y cuando algo nos emociona, nos educa en paralelo.
Beneficios y oportunidades: lo que nadie te cuenta
- Desarrollo de competencias y habilidades para la vidaCuando observo a un grupo de estudiantes jugando en equipo, veo mucho más que diversión:
- Coordinan movimientos.
- Planifican estrategias.
- Resuelven problemas en segundos.
Esto significa que los videojuegos entrenan competencias que les acompañarán siempre:
- Creatividad para resolver desafíos.
- Pensamiento lógico y toma de decisiones.
- Comunicación y trabajo en equipo.
- Gestión emocional: aprender a tolerar la frustración o el estrés tras perder una partida.
Tip para familias: pregunta: “¿Cómo lo resolviste?” en lugar de “¿Cuánto tiempo llevas jugando?”. Así valoras el aprendizaje, no solo el tiempo.
- Aprender jugando (sin darse cuenta)
Existen videojuegos llamados serious games diseñados para enseñar mientras divierten (idiomas, historia, matemáticas…)
Y no hablo solo de juegos educativos: títulos comerciales también favorecen aprendizajes transversales (estrategia, economía, planificación…).
Tip para profes: integra juegos como recurso complementario: motiva y refuerza competencias.
- Educar en valores
En un taller con alumnado, les pedí que nombraran videojuegos donde se cooperara en lugar de competir. Salieron varios. No todo es violencia.
Hay juegos que plantean dilemas éticos:
- ¿Salvarías a alguien en peligro aunque eso signifique perder?
- ¿Cómo actuarías ante un acto de discriminación en el juego?
Ponerse en la piel de un personaje desarrolla empatía y puede fomentar reflexiones sobre igualdad, diversidad o medioambiente.
- Socialización e inclusión
Una madre me dijo:
“Me preocupa que pase horas encerrado en su habitación.”
Cuando hablé con su hijo, me dijo:
“Es donde hablo con mis amigos. Si no juego, no estoy.”
Los videojuegos son plazas digitales donde se encuentran, conversan y crean lazos. Para quienes tienen dificultades sociales en entornos físicos, son un espacio seguro para expresarse.
Riesgos y retos que debemos conocer
- Cuando lo que ocurre en el mundo virtual duele
No todo son partidas divertidas:
Insultos en el chat.
Discriminación.
Acoso y grooming.
Lo que pasa en la pantalla impacta emocionalmente como en la vida real.
Consejo: pregunta tras jugar: “¿Qué tal la partida? ¿Algo te incomodó?”. Abre la puerta a la confianza.
- Contenidos inadecuados
No todos los juegos son aptos para todas las edades. Igual que con películas, existen etiquetas: PEGI.
El problema: a veces no son los personajes los que enseñan lo que no queremos, sino los comentarios en el chat o anuncios integrados.
Recurso útil: consulta PEGI antes de instalar. Hazlo acompañándoles para que comprendan el porqué.
- Micropagos y gasto excesivo
“Mamá, solo es 1 euro.”
Pero mañana será otro, y otro…
Los free to play pueden convertirse en un gasto invisible si no hay control.
Tip práctico: desactiva pagos automáticos y habla sobre el valor del dinero.
- Seguridad y privacidad
En el juego no solo hay diversión: también hay riesgo de estafas, enlaces maliciosos o personas adultas que buscan datos.
Debemos enseñarles que:
No compartan nombre real, ubicación ni redes sociales.
- Exceso de uso
Hay videojuegos están diseñados para enganchar: retos constantes, recompensas inmediatas. Si vemos señales como irritabilidad, abandono de otras actividades o cambios en el sueño, es momento de actuar.
Educo con el ejemplo: si pedimos equilibrio, mostremos cómo se hace.
- Gaming vs gambling
Loot boxes, ruletas, recompensas aleatorias… ¿Juego o apuesta?
Las dinámicas del azar se cuelan en los videojuegos, y es clave explicarlo en casa.
Conclusión
Los videojuegos no son enemigos, son parte de la vida digital de peques y adolescentes. El reto no es prohibir, sino acompañar, dialogar y educar para un uso consciente.
En el podcast ULTRAVIOLETA encontrarás más herramientas para acompañar en entornos digitales.
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El mundo digital también es su mundo. Y en ese camino, necesitan algo más que normas: necesitan miradas que comprendan y voces que digan “estoy aquí contigo”.