Entornos inmersivos y realidad virtual: riesgos y claves para acompañar

FECHA

4 Ago 2025

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La realidad virtual y los entornos inmersivos no son solo juego: son experiencias intensas que pueden impactar emocionalmente. Aquí descubrirás riesgos y cómo acompañar sin prohibir.

Cuando pensamos en videojuegos, solemos imaginar a alguien sentado con un mando en la mano. Pero, ¿qué pasa cuando ese mando desaparece y todo el cuerpo entra en juego?

Con la realidad virtual, dejan de jugar con un personaje para convertirse en el personaje. Y eso lo cambia todo.

En este artículo vamos a ver por qué la experiencia inmersiva puede impactar emocionalmente tanto como una interacción en la vida real, cuáles son los riesgos y qué puedes hacer para acompañar sin prohibir.

 

¿Por qué la realidad virtual ‘engancha’ tanto?

Porque es fascinante. La realidad virtual permite experimentar cosas que antes solo imaginábamos: desde explorar mundos imposibles hasta sentir que estamos dentro de una película o viajando a otro país sin salir del salón. Para peques y adolescentes, esto significa vivir la experiencia en primera persona, no solo observarla. Si giran la cabeza, el mundo gira a su alrededor. Si levantan la mano, el avatar la levanta. La sensación de presencia es tan potente que se convierte en una aventura emocionante y, además, muy atractiva para socializar con otras personas. Y aquí está la clave: la VR no es solo juego, es interacción, creatividad y conexión.

Todo es más intenso. Por eso es importante entender que también un gesto, una burla, un insulto o un hostigamiento pueden impactar como en la vida presencial.

 

¿Por qué importa hablar de esto?

Porque plataformas como VRChat no tienen filtros de edad eficaces y permiten que cualquiera entre con un avatar. Y en entornos donde parece todo un “juego”, pueden ocurrir situaciones que no son un juego.

Ejemplo real:
En 2022, la periodista Jess Sherwood se hizo pasar por una niña de 13 años en VRChat. Encontró avatares simulando sexo y personas adultas dándole órdenes explícitas. Todo en un espacio virtual donde parecía que nada podía pasar.

 

¿Cómo afecta esto a peques y adolescentes?

  • La sensación de inmersión hace que todo parezca real.
  • Las emociones se intensifican.
  • El riesgo no es solo lo que ven, sino cómo les hacen sentir.

Por eso, no basta con saber qué dispositivo tienen, sino qué ocurre dentro.

 

5 claves para acompañar en entornos inmersivos

  1. Infórmate antes de prohibir
    Explora qué plataformas usan. Mira un vídeo, pregunta cómo funciona.
  2. Habla antes del primer uso
    “En estos espacios hay gente desconocida. Si algo te incomoda, puedes contármelo.”
  3. Pregunta cómo se sintieron
    Después de jugar: “¿Cómo te lo pasaste? ¿Hubo algo que te hizo sentir mal?”
  4. Refuerza límites claros
    Nada de datos personales ni aceptar retos extraños.
  5. Crea confianza real
    Si algo pasa, que sepan que pueden contártelo sin miedo a represalias.

 

Conclusión

Sus vidas también pasan por mundos virtuales. Allí también necesitan que estemos cerca: no para vigilar, sino para escuchar y acompañar.

En el podcast ULTRAVIOLETA, este miércoles hablamos más a fondo sobre estos entornos y cómo prevenir riesgos sin perder las oportunidades que ofrecen.

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