¿Qué aprenden infancias y adolescencias con los videojuegos? Descubre sus beneficios invisibles

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30 Jun 2025

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¿Sabías que los videojuegos pueden enseñar mucho más de lo que imaginas? En este artículo exploramos los beneficios de los videojuegos en la infancia y adolescencia: estrategia, creatividad, resiliencia, trabajo en equipo y aprendizaje invisible.

“Es solo un juego.”
“No está aprendiendo nada útil.”
“Se pasa el día frente a la pantalla, ¿y eso qué le aporta?”

Si estas frases han salido alguna vez de tu boca o las has escuchado en casa, en el aula o en el grupo de WhatsApp del cole, estás en el lugar correcto.

Hoy vamos a desmontar la idea de que jugar —especialmente a videojuegos— es algo vacío, sin valor y sin aprendizaje.
Y no, no necesitas ser una persona experta en consolas ni saber lo que es una skin o un servidor.
Solo necesitas algo que ya tienes: el deseo de comprender y de acompañar mejor.

Una historia real: lo que me contó una familia en un taller

Hace poco, en una formación con familias, una madre compartió esta inquietud:
Me dijo:
— “A veces mi hijo juega tanto que me da miedo que no esté aprendiendo nada de la vida real.”

Le pregunté:
— “¿Qué hizo la última vez que jugó?”
— “Pasó dos horas intentando superar una misión en equipo con sus amigos. Fallaron varias veces, se reorganizaron, se ayudaron y al final lo lograron.”

Entonces le dije:
— “¿Te das cuenta de lo que acaba de aprender? Estrategia, comunicación, tolerancia a la frustración, cooperación…”

Se quedó en silencio.
Y me dijo:
— “Nunca lo había pensado así. Solo veía una pantalla.”

Acompañar no es solo mirar el tiempo que pasan frente a la pantalla.
Es mirar lo que ocurre detrás de ella.

¿Qué aprenden realmente cuando juegan a videojuegos?

  1. Resuelven problemas en tiempo real

Muchos videojuegos son auténticos desafíos mentales: laberintos, acertijos, misiones, decisiones estratégicas.

Lo que parece ocio… también es entrenamiento cognitivo.
Aprenden a pensar rápido, adaptarse y resolver.

  1. Aprenden a perder… y a volver a empezar

Uno de los grandes aprendizajes invisibles: la frustración, la espera, la insistencia, el error.
Jugar también es fallar y volver a intentarlo. Una y otra vez.

Eso también es resiliencia. Y la están desarrollando sin que nadie se lo pida.

  1. Aprenden a trabajar en equipo

Juegos multijugador = trabajo colaborativo.
Coordinación, roles, comunicación, ayuda mutua.

Lo que viven en el juego online puede ser su primera experiencia real de trabajo en equipo.

  1. Desarrollan su creatividad

Diseñar un personaje, construir una ciudad, inventar una historia, escribir las reglas de su mundo…

Los videojuegos no solo entretienen. Están llenos de narrativas, diseño y posibilidades creativas.

  1. Aprenden sin darse cuenta

Hay videojuegos que enseñan historia, programación, idiomas, música, lógica…
Y lo hacen desde el juego, no desde la obligación.

Esto es lo que llamamos aprendizaje invisible.
Cuando juegan por gusto, y de paso, aprenden.

Lo importante no es el juego. Es cómo lo acompañamos.

Hay quien mira un videojuego y ve solo una pantalla.
Pero cuando te acercas con curiosidad, lo que ves es una oportunidad educativa.

 

5 cosas que puedes hacer desde ya

  1. Pregúntale qué ha aprendido hoy en el juego.
    No qué ha ganado. Qué ha aprendido.
  2. Observa su lenguaje emocional tras jugar: ¿frustración, euforia, cooperación?
  3. Dile que te cuente una historia del juego como si fuera un cuento.
    Escucharás creatividad, análisis y emoción.
  4. Reconoce públicamente lo que hace bien mientras juega.
    Validar su esfuerzo genera autoestima.
  5. Permítete no entenderlo todo.
    Acompañar no es controlar. Es mirar con ternura lo que a ti te queda lejos.

 

Conclusión: no es solo un juego. Es una herramienta.

Cuando dejamos de ver los videojuegos como enemigos, empezamos a usarlos como aliados.
Aliados para aprender, para conectar, para construir.

La diferencia no la marca el videojuego.
La marcas tú, cuando decides estar cerca, observar y acompañar.

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El aprendizaje está ahí. Solo hay que saber mirarlo.

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