¿Sabías que los videojuegos pueden enseñar mucho más de lo que imaginas? En este artículo exploramos los beneficios de los videojuegos en la infancia y adolescencia: estrategia, creatividad, resiliencia, trabajo en equipo y aprendizaje invisible.
“Es solo un juego.”
“No está aprendiendo nada útil.”
“Se pasa el día frente a la pantalla, ¿y eso qué le aporta?”
Si estas frases han salido alguna vez de tu boca o las has escuchado en casa, en el aula o en el grupo de WhatsApp del cole, estás en el lugar correcto.
Hoy vamos a desmontar la idea de que jugar —especialmente a videojuegos— es algo vacío, sin valor y sin aprendizaje.
Y no, no necesitas ser una persona experta en consolas ni saber lo que es una skin o un servidor.
Solo necesitas algo que ya tienes: el deseo de comprender y de acompañar mejor.
Una historia real: lo que me contó una familia en un taller
Hace poco, en una formación con familias, una madre compartió esta inquietud:
Me dijo:
— “A veces mi hijo juega tanto que me da miedo que no esté aprendiendo nada de la vida real.”
Le pregunté:
— “¿Qué hizo la última vez que jugó?”
— “Pasó dos horas intentando superar una misión en equipo con sus amigos. Fallaron varias veces, se reorganizaron, se ayudaron y al final lo lograron.”
Entonces le dije:
— “¿Te das cuenta de lo que acaba de aprender? Estrategia, comunicación, tolerancia a la frustración, cooperación…”
Se quedó en silencio.
Y me dijo:
— “Nunca lo había pensado así. Solo veía una pantalla.”
Acompañar no es solo mirar el tiempo que pasan frente a la pantalla.
Es mirar lo que ocurre detrás de ella.
¿Qué aprenden realmente cuando juegan a videojuegos?
- Resuelven problemas en tiempo real
Muchos videojuegos son auténticos desafíos mentales: laberintos, acertijos, misiones, decisiones estratégicas.
Lo que parece ocio… también es entrenamiento cognitivo.
Aprenden a pensar rápido, adaptarse y resolver.
- Aprenden a perder… y a volver a empezar
Uno de los grandes aprendizajes invisibles: la frustración, la espera, la insistencia, el error.
Jugar también es fallar y volver a intentarlo. Una y otra vez.
Eso también es resiliencia. Y la están desarrollando sin que nadie se lo pida.
- Aprenden a trabajar en equipo
Juegos multijugador = trabajo colaborativo.
Coordinación, roles, comunicación, ayuda mutua.
Lo que viven en el juego online puede ser su primera experiencia real de trabajo en equipo.
- Desarrollan su creatividad
Diseñar un personaje, construir una ciudad, inventar una historia, escribir las reglas de su mundo…
Los videojuegos no solo entretienen. Están llenos de narrativas, diseño y posibilidades creativas.
- Aprenden sin darse cuenta
Hay videojuegos que enseñan historia, programación, idiomas, música, lógica…
Y lo hacen desde el juego, no desde la obligación.
Esto es lo que llamamos aprendizaje invisible.
Cuando juegan por gusto, y de paso, aprenden.
Lo importante no es el juego. Es cómo lo acompañamos.
Hay quien mira un videojuego y ve solo una pantalla.
Pero cuando te acercas con curiosidad, lo que ves es una oportunidad educativa.
5 cosas que puedes hacer desde ya
- Pregúntale qué ha aprendido hoy en el juego.
No qué ha ganado. Qué ha aprendido. - Observa su lenguaje emocional tras jugar: ¿frustración, euforia, cooperación?
- Dile que te cuente una historia del juego como si fuera un cuento.
Escucharás creatividad, análisis y emoción. - Reconoce públicamente lo que hace bien mientras juega.
Validar su esfuerzo genera autoestima. - Permítete no entenderlo todo.
Acompañar no es controlar. Es mirar con ternura lo que a ti te queda lejos.
Conclusión: no es solo un juego. Es una herramienta.
Cuando dejamos de ver los videojuegos como enemigos, empezamos a usarlos como aliados.
Aliados para aprender, para conectar, para construir.
La diferencia no la marca el videojuego.
La marcas tú, cuando decides estar cerca, observar y acompañar.
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